En el Antiguo Régimen los nombres propios,
la decoración de las viviendas, los libros y cláusulas notariales, aluden todos
a una permanente presencia cotidiana de
los sobrenatural.
El seguimiento de la onomástica permite
rastrear la importancia de las devociones del santoral, su popularidad y la
extensión de su culto y la evolución a través de los tiempos.
Cuando se le pone a un recién nacido un
nombre de santo se honra a su titular y se confía en su patrocinio y
protección. El peso familiar determina
muchas de las nominaciones , pero también el arraigo del poder de lo
sobrenatural.
Tras contabilizar a 11.386 vallisoletanos
distintos, se han reconocido 625 nombres diferentes. Cerca de las dos terceras
partes de la población se vale únicamente de once nombres para designarse y ser
reconocidos.
Los nombres más repetidos son: Manuel
(9,93%), Francisco (9,80%) y Juan (8,38%).
Entre las mujeres: Maria (22,56%), Isabel(
6,13%), y Ana (4,99%).
El nombre de los Apóstoles, salvo Judas,
cubre las necesidades de protección de los castellanos, tantos hombres como
mujeres. No podía faltar el nombre de Francisco,, uno de los grandes fundadores
de las órdenes religiosas.
Miguel es el más repetido de nombre de
angel protector, seguido de Angel-a,Gabriel-a y Rafael-a.
La resistencia al cambio hace que nombres
medievales paleocristianos, resistan al cambio como Alonso o Catalina ( santa,
virgen y mártir).
Jesús será nombre decimonónico,, pero
Manuel-a es el más utilizado tanto por hombres como por mujeres , al igual que
José. También es muy popular Isabel. El nombre de María designa a más de la
quinta parte .
José-fa alcanza el cenit durante el
barroco.
Varios son los que van perdiendo
posiciones como por ejemplo: Pedro-Petra, Andrés, Alonso, Domingo y sobre todo
Ana, Isabel, Catalina e Inés. También Francisco –a y Juan-a. En cambio
ascienden José-fa y Manuel-a, durante la segunda mitadl del setecientos.
Vicente, Tomás y Rosa, alcanzan el cenit
hacia 1800.
Con respecto a María, pierde posiciones en
relación a Josefa y Antonia, pero
aumenta formando nombre compuesto con. Ana María, Mª Antonia, Mª Carmen,, Mª
Concepción, Mª Cruz o Mª Teresa.
El nombre también tiene su importancia en
función de los orígenes históricos de los que proceda su implantación.
Los personajes aparecidos en el Antiguo y
Nuevo Testamento ofrecen una fuente inagotable de posibles nombres de pilas
para los castellanos de los siglos XVII, XVIII
y aún del siglo XIX. Cerca del 57% de los vallisoletanos cuentan con un
nombre procedente de origen religioso.Otro tercio de los nombres se deben a los
fundadores de órdenes religiosas más representativas . Hacia 1800 aparecen por
vez primera: Natalio, Angelo, Engracia, Fabiana, Felisa, Buenaventura,
Alejandra, Judas Ignacio y Francisco Javier también surgen en estos momentos.
Los de referencia bíblica son
abrumadoramente mayoritarios, entre los que destacan la importancia de los
nombres marianos ; también los procedentes de los Apóstoles, entre los varones.
Hay muchas mujeres con el nombre de María, y Manuel-a,José-fa, Miguel, Ana e
Isabel.
Los nombres de Asís y Padua nunca fueron
olvidados. Descienden: Alonso, Luis-a, Fernando, Beatriz, Carlos y Ramón.
A partir del siglo XIX, tendrán vigencia:
El ángel custodio, el día de todos los Santos,Víctor-Victoria,Gracia, Cristina,
el misterio Pascual, la Natividad y Epifanía de Cristo o los Dolores de Ntra.
Sra. Y la virgen del Carmen.
Haciendo un resumen de las diferencias
establecidas entre Valladolid y su zona rural de influencia en cuanto al nombre
de los Apóstoles, indicar que sóloAndrés y después Matías, priman en los
pueblos, frente a Pedro prevalece en la ciudad. Entre los urbanos prevalecen:
Angela, Felipa,Juana, Juliana, Margarita. Beatriz,Bernarda, Catalina entre los
rurales. Entre los varones: Pedro,
Domingo o Luis prevalece en la urbe y Agustín,Bernardo,
Francisco, Jerónimo o Matías o Alonso en el medio rural.
María es común en ambos términos. .Francisco
predomina en Valladolid (9,6%) y Manuel en el medio rural( 11,6%).
Hasta el siglo XIX la mayoría de los
bautizados recibían un solo nombre.
En el interior de las viviendas contaba
con referencias religiosas permanentes, advocaciones marianas y santos que
cubrían muchas de las paredes de las viviendas. Sus moradores se sentían
protegidos. Si las obras son de calidad y tamaño, reflejarán un mayor poder
económico de los propietarios.
Entre los motivos del arte cristiano
destacan: las advocaciones marianas, los santos y los crucifijos.