miércoles, 29 de mayo de 2013

Urraca, un nombre egregio.



     Nombre usado en la Alta Edad Media española por numerosas reinas españolas y por muchas otras damas de la alta nobleza peninsular. No adquirió gran divulgación entre las clases populares.
     Se le suele derivar del lati9n FURAX, que es persona inclinada al hurto, al ser aplicado a este pájaro que tiene tendencia de llevarse a su nido los objetos brillantes.
    
     El nombre Urraca tiene su origen geográfico en el primitivo Reino de Pamplona y en el Pirineo aragonés.
     El primer personaje de este nombre documentado en la dinastía medieval, es la reina Urraca, segunda esposa de Fruela II de Asturias.
     La extrañeza del nombre en el reino asturleonés permite suponer que esta Reina estuviera relacionada con otras dos personas con este mismo nombre que aparecen unos años posteriores.
     La primera es otra reina Urraca, mujer de Ramiro, el hermano menor de Fruela II.
     La otra persona con este nombre figura casada con Aznar Purcelliz, mayordomo real de León.
     El siglo X trae consigo en el Reino de León a otras mujeres con este nombre pero de origen dinástico navarro.
     El nombre de Urraca se va a propagar a partir de una nieta de Fortún Garcés.
     Nieta de Sancho el mayor,  e hija de Fernando I de Castilla y León será la famosa infanta Doña Urraca, la defensora de Zamora y contemporánea del Cid, que falleció soltera en 1101. Su hermano Alfonso VI, el conquistador de Toledo, fue padre a su vez de la famosa reina doña Urraca, única reina titular con este nombre, casada con  el conde Raimundo de Borgoña el restaurador , y de Sancho II de Castilla, padre a su vez de AlfonsoVIII, cuya hija , de su matrimonio con Leonor de Inglaterra, fue una niña llamada Urraca.

    Hay que hacer notar el carácter hereditario que tiene este nombre entre la nobleza de la Alta Edad Media. Esta costumbre se basa  en el enorme simbolismo  como seña de identidad de cada linaje, en una época en la que no existen los apellidos o las armas que aparecerán con posterioridad. 

     En esta época es corriente el imponer al hijo mayor el nombre de su abuelo poaterno y al hijo segundo el del materno . Esta costumbre varia cuando la madre es una gran heredera y el padre de menor importancia, pero se mantendrá hasta el siglo XVII.
    

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